Diferencias entre linfedema y lipedema: aprende a distinguirlos correctamente
Es común confundir el linfedema y el lipedema, ya que ambas patologías provocan aumento de volumen en las extremidades y afectan sobre todo a las mujeres. Sin embargo, cada una tiene causas, síntomas, tratamientos y pronósticos muy distintos. Saber identificarlas correctamente no solo evita diagnósticos erróneos, sino que permite aplicar intervenciones adecuadas y eficaces. En este artículo te explicamos de forma clara, profunda y accesible cómo distinguir el linfedema del lipedema, y qué puedes hacer en cada caso para aliviar los síntomas. Recuerda que en FisioClinics contamos con fisioterapeutas especializados en estas dolencias en nuestras clínicas distribuidas por distintas ciudades de España.
¿Qué es el linfedema y cómo se desarrolla?
El linfedema es una patología crónica del sistema linfático que se produce cuando hay una obstrucción o deterioro en el drenaje de la linfa. Como consecuencia, se acumula líquido en los tejidos, produciendo inflamación, pesadez y aumento del volumen, especialmente en brazos o piernas.
Existen dos tipos principales:
- Linfedema primario: de origen congénito, puede manifestarse desde el nacimiento o durante la adolescencia.
- Linfedema secundario: es más frecuente y suele aparecer tras cirugías, radioterapia, infecciones o traumatismos que dañan los ganglios linfáticos (por ejemplo, tras un cáncer de mama).
El linfedema se agrava con el tiempo si no se trata correctamente, y puede derivar en infecciones como celulitis, fibrosis y pérdida de movilidad.
¿Qué es el lipedema y por qué suele confundirse?
El lipedema es un trastorno del tejido graso que afecta casi exclusivamente a mujeres. Se caracteriza por una acumulación anormal y dolorosa de grasa en piernas, caderas y, en algunos casos, brazos. A diferencia del linfedema, el lipedema no afecta los pies ni las manos, y se presenta de forma simétrica.
Este problema suele aparecer tras cambios hormonales importantes como la pubertad, el embarazo o la menopausia. No está relacionado con el sistema linfático, y aunque también produce aumento de volumen, sus causas son metabólicas y hormonales.
A menudo se confunde con obesidad o con linfedema, lo que lleva a tratamientos incorrectos o ineficaces.
Diferencias clave entre linfedema y lipedema
Existen múltiples diferencias entre ambas patologías que permiten su correcta identificación. Una de las más evidentes es la asimetría: el linfedema suele afectar solo un lado del cuerpo o hacerlo de forma desigual, mientras que el lipedema aparece de forma simétrica, afectando por igual a ambas piernas o brazos.
Otra diferencia importante es la presencia de dolor. El lipedema es doloroso al tacto y puede generar sensación de pesadez constante, incluso sin inflamación visible. En cambio, el linfedema no suele doler en sus primeras fases, aunque puede generar molestia por el peso o la presión del líquido acumulado.
En el linfedema es habitual observar la llamada fóvea: una hendidura que aparece al presionar la zona inflamada, especialmente en fases iniciales. En el lipedema esta característica no está presente.
El linfedema suele afectar también los pies o las manos, mientras que el lipedema siempre respeta estas zonas. Además, en el linfedema el tejido se vuelve más fibroso con el tiempo, y puede desarrollarse de forma progresiva tras una intervención quirúrgica, como ocurre en muchos casos tras el cáncer de mama.
Por último, el origen también es diferente: el linfedema se debe a un fallo del sistema linfático (congénito o adquirido), mientras que el lipedema tiene un componente hormonal y genético, sin implicación directa de los vasos linfáticos en las fases iniciales.
Cómo se diagnostican correctamente
El diagnóstico correcto es clave para evitar tratamientos ineficaces. Los fisioterapeutas especializados en FisioClinics utilizan:
- Exploración clínica detallada: palpación, evaluación de la movilidad, dolor, simetría y textura del tejido.
- Perímetro y volumen de extremidades: comparación entre ambas extremidades para detectar asimetrías.
- Ecografía linfática: útil para valorar el estado del sistema linfático en el linfedema.
- Historia clínica completa: incluyendo antecedentes familiares, cirugías previas, cambios hormonales y evolución de los síntomas.
En algunos casos, se recurre a pruebas como linfografía o resonancia magnética para confirmar el diagnóstico y descartar otros trastornos.
Tratamientos específicos para linfedema
El manejo del linfedema incluye diversas técnicas combinadas, conocidas como terapia descongestiva compleja:
- Drenaje linfático manual: moviliza la linfa hacia zonas con ganglios sanos.
- Vendaje compresivo o prendas de compresión personalizadas.
- Ejercicio terapéutico adaptado para activar la musculatura y facilitar el retorno linfático.
- Cuidado de la piel para prevenir infecciones y complicaciones.
- En casos seleccionados, puede indicarse cirugía (como la liposucción o transferencias ganglionares).
Estos tratamientos buscan mejorar la función linfática, reducir el volumen y evitar complicaciones.
Abordaje del lipedema: otro enfoque
El tratamiento del lipedema no es igual al del linfedema, aunque algunos enfoques se compartan:
- Ejercicio de bajo impacto: como natación o caminar, que ayuda a controlar el volumen sin dañar las articulaciones.
- Dieta antiinflamatoria: baja en azúcares y grasas saturadas, rica en vegetales y omega‑3.
- Terapias físicas como drenaje linfático manual o presoterapia, que alivian el dolor y mejoran la circulación.
- Liposucción especializada (con técnica tumescente y cánulas finas) es una opción válida cuando los síntomas afectan seriamente la calidad de vida.
En cualquier caso, el seguimiento multidisciplinar es esencial para lograr resultados duraderos.
¿Es posible tener linfedema y lipedema al mismo tiempo?
Sí, es posible. Se conoce como lipo-linfedema, y suele aparecer cuando un lipedema no tratado correctamente termina dañando el sistema linfático. En estos casos, el diagnóstico y tratamiento se vuelven aún más complejos, y es fundamental contar con profesionales con experiencia específica.
Conclusión
Distinguir entre linfedema y lipedema es crucial para abordar adecuadamente estas patologías. Aunque comparten síntomas como el aumento de volumen y las molestias en extremidades, sus causas, tratamientos y evolución son completamente distintas. En FisioClinics, nuestros fisioterapeutas especializados pueden ayudarte a identificar correctamente tu caso y diseñar un tratamiento personalizado que mejore tu calidad de vida. Y si buscas más información práctica, en FisioOnline puedes encontrar recursos complementarios para comprender mejor tu dolencia.
¿Aún tienes dudas sobre si lo que padeces es linfedema o lipedema? Acércate a FisioClinics y permite que un equipo experto te acompañe con criterio, experiencia y cercanía. ¡Estamos aquí para ayudarte!